Me complace mucho contarles que un día 10 de julio, fue el día más hermoso de una jornada de cinco años de estudio, y aquí estoy, mientras los rayos del sol se esparcen por el pueblo como si dijeran que es el momento de ganarle prisa al tiempo para sentarse a hilar fragmentos de vida, les cuento, que la mía ha dado un vuelco , que tomó forma y se encauza definitivamente en un triunfo.
He venido transitando por los caminos del arte, la escultura y la pintura, pero jamás imaginé que la impunidad a la muerte de mi más querido hermano, y aquella mañana triste en los pasillos del Tribunal Supremo de Justicia, enjugando lágrimas al leer la reprimenda que hiciera el Magistrado de la Sala de Casación Civil, a mis representantes profesionales del Derecho por el ininteligible Recurso de Amparo Constitucional que imposibilitó, la defensa de mis derechos, terminarían graduándome de abogada.
Triunfo que sólo sucede cuando nos rebosamos de Amor Propio, Respeto y Voluntad, sin importar qué tan difíciles se tornaran los días, las noches o los años.
De todo podrán despojarme, menos del conocimiento adquirido, único bien cuyo proceso productivo se basa en la generosidad y la lealtad.
Este esfuerzo de Honor y Dignidad, queda de instrucción para los hijos de nuestros hijos; enseñarles que debemos ser valientes cuando nos atacan las adversidades, respetuosos y responsables en las obligaciones adquiridas, que jamás debemos mentir apartando los valores éticos-familiares-sociales y profesionales para optar por la ambición y el egoísmo. Adversidades que hemos sufrido y hoy nos arroja una enseñanza.
¿Han visto como sale el sol después de un día lluvioso?
Detrás de ese día lluvioso y gris, está un día ¡pleno lleno de sol! sólo basta con limpiar nuestros ojos, quitar las telarañas del alma y salir dispuestos a conquistar la vida, con solidaridad, respeto y sobrado amor.
De todo corazón dedico mi esfuerzo a mi madre, a mis hijos, a todos mis hermanos, hermanas, sobrinos, sobrinas, amigos y amigas por la fe y el apoyo ilimitado que me brindaron en el transcurso de mi capacitación profesional.
A Dios en primer lugar por dotarme de férrea voluntad. A la memoria de Mis hermanos idos, Víctor y Gladys.
Triunfar es sonreír al final de la historia con la mirada puesta en el horizonte.
Nilda Guillén